¿Tenemos que quedarnos en todo y por todo el tiempo cuando algo está saliendo mal? ¿Debemos reaccionar a cada situación que nos ocurre?
Considero que este ha sido uno de los grandes momentos de crecimiento para el estoicismo. En un mundo que nos impulsa a reaccionar por todo, debemos buscar la serenidad y la paz para no dejarnos llevar por cada estímulo.
Debemos entender que hay cosas que no valen la pena ni estar presentes en ellas ni reaccionar a ellas. Hay situaciones que simplemente debemos dejar ir porque eso es lo mejor que nos puede pasar. Es como un hombre sosteniendo una cuerda que le raspa la mano: cuanto más fuerte la agarra, más daño le causa.
Este consejo aplica no solo para el presente y las situaciones actuales, sino también para el pasado y lo que pueda venir. A veces reaccionamos ante la imaginación de lo que podría suceder y sufrimos más por esa imaginación que por la realidad misma. A veces estamos atrapados en nuestro pasado y en algo que sucedió hace mucho tiempo, reaccionando como si aún estuviera aquí. Es por eso que Heidegger insistía tanto en el presente, ya que es el único lugar donde podemos controlar nuestra reacción porque es lo único que está aquí y ahora. Marco Aurelio, por su parte, nos instaba a construir una ciudadela interna, es decir, una forma de filtrar lo que permitimos entrar en nuestra mente, seleccionando lo que queremos aceptar y lo que no.
Sin embargo, seguimos reaccionando a lo que dicen personas externas, a eventos fuera de nuestro control, y olvidamos que la única razón para la felicidad es saber qué está en nuestro control y qué no lo está, y en función de eso tomar decisiones. Puedo escoger molestarme porque hace calor, porque hace frío o porque llueve; sin embargo, eso no está en mi control. Lo que puedo hacer es adaptarme al clima de la mejor manera posible y mostrar gratitud ante las condiciones que enfrento.
La decisión de no reaccionar a todo, por contraintuitiva que pueda parecer hoy en día, fue una de las grandes razones por las cuales me acerqué a la filosofía. De ella obtuve un primer beneficio invaluable: no tener que reaccionar a todo y simplemente vivir aquí, en este momento y en este lugar.
Me encantó!
Gracias Mau